Hoy os traigo una receta antigua, elaborada como mi marido recuerda de su abuela. Ha tenido debate (que no discusión) en casa. Conozco una cazuela parecida, que en Málaga se le llama Moraga de sardinas. Al explicarle a mi marido como era, que yo recuerdo haberla comido en alguna ocasión incluso con boquerones, me decía que él no la recordaba así.
Haciendo memoria, de lo que él recuerda
de esa comida, ha salido esta receta. No sé si será como la guisaba la abuela,
pero al menos, lo hemos intentado.
Si queréis quitar la espina a la sardina,
es mejor esperar al día siguiente de la compra. Recién pescada, será muy
difícil poderla quitar. Yo se las dejé, para comerlas como si fueran un espeto:
con las manos.
Os digo ingredientes, que son de fondo de despensa, y nos metemos manos a la obra. ¿Me acompañas a la cocina?
Ingredientes para 4 personas:
- 500grs aprox. de sardinas.
- 2 o 3 tomates maduros para
sofrito.
- 1 cebolla hermosa.
- 2 dientes de ajos, mejor sin el
germen central.
- 1 hoja de laurel.
- Aceite de oliva virgen extra,
nuestro maravilloso #aove
- ½ vasito de vino blanco de
calidad, que le de un buen gusto a la cazuela.
- 2 puñados hermosos, como 50grs
aprox., de almendras fritas. Las podemos comprar directamente así, o lo mejor,
freírlas en el aceite nada más empezar la receta, apartarlas y así el aceite
coge ese gusto desde el inicio.
- Sal gorda.
- Perejil fresco o hierbabuena, al
gusto.
Preparación:
- Con las manos quitamos la cabeza
de la sardina, y abrimos el abdomen para sacar las tripas. Sino le queremos
quitar la espina central, lavaríamos un poco y la dejaríamos en una fuente con
agua y mucho hielo para que pierda sangre.
- Si queremos ponerlas sin espina,
con el pulgar abrimos el abdomen de la sardina, y con la ayuda del dedo índice,
vamos marcando la espina del lomo. Se agarran con los dos dedos (pulgar e
índice) y se tira suavemente hasta la cola, para dejar el filete de la sardina.
Se deja en la fuente con agua y hielo para que desangre.
- Picamos la cebolla y los ajos lo
más fino posible. En la cazuela, lo ponemos a rehogar con 2 o 3 cucharadas
soperas de aceite de oliva virgen extra, y un pellizco de sal gorda, a fuego
medio. Al estar muy picado, se puede quemar pronto si el fuego está alto.
- Mientras tanto lavamos los
tomates y los rallamos, para tener sólo la pulpa. Reservamos.
- Cuando veamos que está blandito
el sofrito, añadimos el tomate rallado y la hoja de laurel y dejamos que se
fría, removiendo frecuentemente.
- Una vez esté frito el tomate,
añadimos el vino y dejamos que evapore (cuando no notemos el olor a alcohol).
Incorporar las sardinas y dejar 5mnts a fuego muy flojo. Será suficiente para
que se cocinen las sardinas y se mezclen los sabores. Si vemos que hay poca
salsa, añadir un poco de agua.
- Espolvorear las almendras fritas
y majadas, junto con perejil fresco. Servir enseguida en la misma cazuela
(antes se hacía en cazuela de barro).
NOTA:
* A quien le guste la hierbabuena,
añadir una buena rama en el sofrito del tomate y algo fresca en el momento de
servir.
* Si os gusta el picante, un toque
de guindilla muy suave, no le va nada mal a este plato.
* No olvidéis un buen pan para mojar
en esa salsa, que no tiene desperdicio.
Espero que os guste. Gracias por
estar al otro lado de la pantalla.
Listas para degustar. ¿Quién pone un vino blanco bien frío?
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