Este es un pan muy fácil de hacer y con un
sabor exquisito. Tan fácil es de hacer, que he partido de un preparado de pan
de los que ya encontramos en muchos comercios. La variedad era de pan blanco.
Este tipo de preparados, viene con la levadura ya incorporada a la harina, pero
a mí me gusta añadir un poco más, porque encuentro que después los panes, no
aumentan de volumen lo deseado. No salen malos de sabor, pero un pan muy plano
con una miga demasiado densa. Por eso yo le añado la levadura, como si esa harina
no la llevara incorporada. Puede parecer que se necesita mucho tiempo para
elaborarlo, pero si os ponéis hacer la masa después de almorzar (por ej.),
tenemos el pan listo para la cena. O si lo hacemos después del desayuno, estará
listo para hornearlo antes del almuerzo.
Las nueces son frutos secos cuyo consumo
habitual, aporta muchos beneficios a nuestro organismo. Para empezar, son muy
ricas en Omega 3, con el beneficio que eso supone en nuestro corazón y sistema
circulatorio. También son un buen aliado para mantener a raya el colesterol en
sangre. Es un alimento ideal para nuestro cerebro (si os dais cuenta, media
nuez pelada tiene una figura muy similar al cerebro humano). Es el fruto seco
con más cantidad de antioxidantes. Su consumo diario, se recomiendan unas 5-7
nueces diarias, es muy beneficioso y son muy combinables tanto para comer
solas, en ensaladas, salteados de verduras, panes y galletas...etc.
El consumo habitual de avena hace disminuir los niveles de
colesterol y azúcar en sangre. Es la "limpiadora" de nuestras arterias,
arrastrando las grasas que se acumulan en ella, para expulsarlas del organismo.
Mejora la digestión, su contenido en fibra, hace que se reduzcan los problemas
de estreñimiento y su contenido en hidratos de carbono de absorción lenta, hace
que se retrase la sensación de tener hambre. También es beneficiosa para el
sistema nervioso central, osteoporosis y tiroides. Se puede tomar muy
fácilmente combinada con un yogur, o mezclada en panes. ¿A que merece la pena
consumir avena diariamente?
Pues después de todo lo dicho, vamos a
preparar este pan tan saludable, que además, está riquísimo. Toca lavarse las
manos y colgarnos el delantal.
Ingredientes:
- 500 grs de preparado de pan blanco (sino
tenéis, harina de fuerza).
- 1 sobre de levadura de panadero.
- 300 ml de agua templada (tener preparada
un poco más por si hiciese falta, porque la cantidad puede variar de unas
marcas de harina a otras).
- 2 cucharadas soperas de aceite de oliva
virgen extra, que yo le he puesto una variedad suave: Verdial, típica de la
Axarquía malagueña, con todo su #SaboraMalaga
- 1 cucharadita (de postre) rasa de azúcar
blanco (también podemos usar miel, que le dará un toque más crujiente a nuestro
pan).
- 1/2 cucharadita (de postre) de sal fina.
- 2 puñados generosos de copos de
avena + lo que pongamos en la decoración del pan.
- 10 nueces peladas (la cantidad es
aproximada, al gusto).
Opcional: un puñado pequeño de cebolla
frita, de la que encontramos ya envasada en las tiendas.
Preparación:
- Calentar el agua unos 30-40 segundos en
el microondas a temperatura máxima. Debe de estar templada, que no queme si
metemos un dedo. Disolver la levadura de panadero. Añadir el azúcar
y la sal y remover bien. Por último, añadir el aceite de oliva virgen
extra y remover bien con todo. Dejar reposar unos minutos.
- Mientras tanto en una fuente amplia,
ponemos la harina, la avena y si queremos, la cebolla frita. Con una cuchara de
madera, mezclamos.
- Hacer un hueco en el centro de la harina
y añadir el agua con la levadura y los demás ingrediente. Podemos añadirla poco
a poco, para ir ligando la harina con el agua. Cuando hayamos añadido todo el
agua, tendremos que amasar a mano que resultará más fácil que con la cuchara.
Poner la masa sobre una superficie limpia y amasar estirando y recogiendo la
masa de forma uniforme. Si vemos que la masa está muy seca y se nos abre,
tendremos que añadir un poco más de agua. Lo mejor es ir añadiendo
cucharadas de 1 en 1, hasta que obtengamos una masa elástica que no se abre. Si
por el contrario, la masa está muy húmeda y cuesta formar una bola,
es que necesitamos un poco más de harina. Podemos añadir harina de fuerza o
harina normal, y lo hacemos también poco a poco, cucharada a cucharada.
- La masa la tendremos que amasar de forma
enérgica durante 5 o 10 minutos, hasta que veamos que tenemos una masa
elástica, suave y con cierto brillo. En ese momento, la volvemos a poner en la
fuente y la tapamos con un trapo. Dejar levar hasta que doble su volumen en un
sitio cálido.
- Volver amasar la masa, para sacar todo
el aire que ha generado en su interior. Añadir las nueces peladas y mezclar
bien, para que las nueces se queden bien repartidas en la masa. Dejar de nuevo
levar hasta que veamos que aumenta de volumen.
- Encender el horno a temperatura alta,
unos 200ºC, con calor arriba y abajo.
- Volver amasar nuestro pan, dándole esta
vez la forma deseada. Yo lo dejé como si fuera un cilindro, pero podría ser
perfectamente redondo si os gustan los panes con esa forma. Procurar que las
nueces queden dentro de la masa, porque con la temperatura del horno, si quedan
visibles, se tuestan demasiado y quedan amargas. Una vez tengamos la forma
deseada, con un cuchillo afilado, hacer unos cortes sobre la superficie, para
que la masa "respire" en el horno. Poner un hilo de aceite de oliva
virgen extra sobre la superficie y con las manos o un pincel de cocina,
repartir sobre toda la superficie. Cubrir la corteza con avena e impregnarlas
con el aceite que nos quede en las manos.
- Poner el pan en una rejilla de horno,
sobre un papel de hornear, para evitar que se nos pegue. Hornear a 180ºC unos
20 minutos o hasta que veamos la corteza dorada y crujiente. Para saber si el
interior está hecho, con un palito de brocheta, podemos pinchar en el centro.
Si sale limpio, es que el interior del pan está cocido.
- Sacar del horno y dejar reposar. Si lo
vamos a consumir de forma inmediata, dejar enfriar un poco y cortar rodajas
gruesas con un cuchillo de sierra grande. Si lo vamos a guardar hasta el
momento de comer, cubrir con un paño de algodón hasta el momento en que lo
vayamos a consumir. Una vez abierto, guardar con el paño de algodón. Al día siguiente estará exquisito tostado en el desayuno, o para consumir en cualquier comida.
Aquí tenéis una vista de como queda el pan por dentro.
Este es el pan recién salido del horno.
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