Hoy os traigo una forma distinta de tomar mejillones: con una rica salsa de
tomate ligeramente picante. El picante siempre es algo opcional y al gusto de
quienes vayan a comer. A mí me gusta que note ese picor, pero sin que le reste
sabor al plato porque el picante es muy potente.
Los mejillones siempre súper frescos. Si no lo vamos a preparar recién
comprados, os aconsejo que se guarden en la nevera envueltos en un paño húmedo,
en la zona más fría de la nevera. De esta manera, lo vamos a mantener en las
mejores condiciones de conservación.
A esta receta sólo le falta un buen pan para mojar la salsa, y cuando lo probéis,
veréis que no miento en absoluto. ¿Nos metemos en la cocina? Pues a lavarse las
manos que el delantal lo tengo ya colgado.
Ingredientes para 4 personas:
- 1kg de mejillones frescos.
- 500grs de tomates naturales maduros.
- 1 cebolla grande.
- Unos dientes de ajos y cayena (al gusto).
- Sal fina y pimienta molida.
- 1 hoja de laurel
- Perejil picado para adornar
- Aceite de oliva virgen extra, que yo os recomiendo las ricas variedades
de #SaboraMalaga
Preparación:
- Lavamos bien los mejillones, quitando todas las hebras y lapas que puedan
contener las conchas. Reservamos.
- Lavamos los tomates, pelamos y partimos a dados pequeños. No importa sino
quedan muy finos. A mí me gusta encontrarme algún trozo comiendo.
- Quitamos el germen a los ajos y los picamos finos, junto con la cebolla,
que también la picaremos lo más fina que podamos.
- En una cazuela con un fondo de aceite de oliva virgen extra, empezamos
rehogando la cebolla con el ajo. Salpimentamos ligeramente. Cuando la veamos
blandita, añadimos el tomate y la cayena (yo solo he puesto 1, pero va al
gusto) y la hoja de laurel. Dejamos rehogar bien el tomate, con la cazuela
medio tapada (por las salpicaduras que a soltar) y removiendo de vez en cuando.
Lo dejamos a fuego suave hasta que el tomate haya perdido parte del agua que
contiene y esté la salsa espesando.
- Añadimos los mejillones y tapamos, dejando que se abran con el vapor de
la salsa de tomate. Una vez abiertos, vamos sacándolos uno a uno fuera del
fuego, mientras que dejamos la cazuela a fuego suave. Quitamos la concha
superior del mejillón, y la posible hebra que pueda tener el mejillón en su
interior. Vamos reservando aparte.
- Con la salsa de tomate reducida, apartamos del fuego para emplatar.
Ponemos en un plato sopero los mejillones formando un círculo y regamos todo
con la salsa bien caliente. Si los queremos servir de forma conjunta, elegir
una fuente que sea un poco honda. Poner los mejillones y regar con la salsa.
Sino cabe todo, poner una salsera aparte para quién se quiera añadir más salsa
en su plato. Espolvorear con perejil picado muy fino. Servir enseguida.
Foto de una ración lista para servir.
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