Esta
receta nació para reciclar unos pinchitos de pollo. Suelo comprar siempre en la
misma carnicería y sus productos aliñados, nunca he tenido problemas con ellos.
Pero un día, no sé porque, nos sabía en casa más aliñados de lo habitual. No
estaban malos, pero sí distintos. Tanto, que casi no se comieron y se quedó en
el plato casi 1kg de pinchos ya cocinados…. Había que buscar solución porque no
se tira nada, mientras podamos solucionarlo y menos si es comida.
Tras
varias opciones, me acordé de la nata y que tenía un bote de 500ml en casa, de
Central Lechera Asturiana (la que más me gusta). Pensé que su sabor neutro,
podía suavizar este aliño y dar una oportunidad a estos pinchitos. Quedaron tan
ricos, y gustaron tanto, que me pidieron mis hijas volverlos hacer otro día. ¿Y
os digo qué? Pues que no sé cómo estaban mejor, si la 1ª vez que lo “reciclamos”
o la 2ª que lo cocinamos directamente para que quedara con la salsa de nata.
Al
ser el aliño potente aunque no picante, no quise añadir ninguna especia más y
ni siquiera cebolla, que siempre me gusta ponerle a las salsas y en especial a
las de nata. Quise dejar el sabor lo más suave posible, sin que pudiera haber
algo que desentonara. Y éxito total, aunque esté feo decirlo por mi parte. Os
cuento cómo prepararlo en casa, las dos versiones. Hacerlas y si os apetece, me
decís qué os ha parecido en casa. Pasemos a la cocina.
Ingredientes
para 4-6 personas:
- 1kg
de pinchitos de pollo aliñados
- 500ml
de nata para cocinar Central Lechera Asturiana
- Sal
fina
- Aceite
de oliva virgen extra suave
Preparación:
- Si
los hacemos para “reciclarlos”, yo hice los pinchos en la sartén, salteándolos
con aceite de oliva virgen extra, hasta que estuvieron dorados y listos para
comer. Como quedaron con demasiado sabor del aliño, y los trozos eran
generosos, los partí por la mitad cada pincho, y los puse en la sartén con la
nata y sin nada más. A fuego medio alto, estuve removiendo de vez en cuando
para evitar que se pegaran. Los cociné hasta que la nata se redujo y espesó,
quedando una salsa muy rica. No dio tiempo hacer la foto… solo la del inicio de
la receta… Fue ponerlos y desaparecer de la mesa.
- Para
hacerlo como aparecen en las fotos, con un poco de aceite de oliva, salteé los
pinchos pero sólo para dejarlos dorados por fuera y crudos por dentro. Con
fuego medio alto y removiendo con cierta frecuencia, se consigue en pocos
minutos. En este punto, añadí la nata para cocinar y bajé un poco el fuego. Los
pinchos se terminaron de cocinar a la misma vez que la nata, espesaba y tomaba
cuerpo. Reconozco que de esta manera, la carne quedó más jugosa y algo más
tierna (si ya de por sí es tierno el pollo, pues imaginad…). Una vez que quedó
la salsa cremosa y reducida, es servir y comer enseguida, antes de que se
enfríe.
- Probadlos
antes de servir, por si necesitaran un poco de sal. En mi caso, apenas nada
tuve que echar, una pizca al final. Recomiendo ponerla al final por si al
reducir la nata, el sabor de la sal / especias de la carne se potencia. En mi
caso eran pinchos de pollo, pero perfectamente pueden ser con otro tipo de
pinchos aliñados.
Así quedan los pinchitos de pollo a la carbonara
Los pinchitos ya cocinados, antes de suavizar el exceso de aliño
con nata Central Lechera Asturiana #LoNaturalSabeMejor
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