Pocos dulces hay tan típicamente
de Semana Santa como son las torrijas. Hay de infinidad de formas y en este
blog, tenéis varias recetas.
Este año he hecho una receta que
tenía muchas ganas de hacer: bañadas en natillas. Tenía la intuición que iban a
quedar deliciosas, y efectivamente, así ha sido. Además, están endulzadas con
leche condensada, que le da ese sabor tan especial. Y, por si fuera poco, la
leche lleva una copa del riquísimo y premiado Quitapenas Dorado de Bodegas
Quitapenas (ver su web AQUI ). Si a
esto le unimos la canela, la piel de naranja, el rebozado de azúcar y canela…. sólo
queda decir eso de ¡quien fuera pan duro!
Yo las he frito en aceite de
girasol, porque al ser tan neutro de sabor, se notan todos los sabores de la
preparación. Pero si tenéis un #AOVE muy suave, perfectamente podría freírse en
aceite de oliva virgen extra.
¿Tienes curiosidad de cómo las he
preparado? Pues a lavarse las manos, que nos metemos en faena en la cocina.
Ingredientes para 8-10
personas aprox.
- 2 barras de pan que esté algo
duro (da igual si son bollos, pan integral, etc.).
- Harina para rebozar.
- 2 huevos.
- Azúcar blanca y canela molida
para rebozar.
- 1 copa de Quitapenas Dorado de
Bodegas Quitapenas.
Para las natillas:
- 1 litro de leche (puede ser
cualquier tipo de leche, pero a mí me gusta mucho con la leche fresca, la que
se vende en la zona de refrigerados).
- 1 sobre de natillas en polvo.
- 4 cucharadas soperas de leche
condensada.
- 1 palo de canela.
- Cáscara de limón (evitando la
piel blanca).
Preparación:
- Del litro de leche, apartamos ½ vaso
y el resto, lo ponemos a calentar con la leche condensada, el palo de canela,
las cáscaras de limón (al gusto) y la copa de Quitapenas Dorado.
- Mientras se calienta la leche,
disolvemos el sobre de natillas en el ½ vaso de leche. Cuando la leche empiece
a hervir, poner un poco de leche caliente en el vaso donde hemos disuelto el
sobre de natillas. Removemos bien y vamos incorporando, poco a poco, el
contenido del vaso a la leche que ya está caliente, sin para de remover y con
cuidado que no se pegue al fondo. En cuanto vuelva a hervir la leche, espesarán
las natillas y las tendremos listas. Quitar las cáscaras y el palo de naranja y
reservar.
- Partir el pan en rodajas de 2
dedos de grosor aproximadamente. Disponerlas en una fuente honda y plana. Si
hace falta, coger varias fuentes, platos, porque no pueden estar las rodajas
unas encima de otra. Repartir las natillas sobre todas las rodajas de pan
cortado, con la ayuda de un cucharón. Si sobran natillas, dejar que empapen y
repetir la operación. Dejar reposar el pan bañado con las natillas, al menos 1
hora.
- Pasado este tiempo, ponemos a
calentar aceite en una sartén amplia. En un cuenco batimos 2 huevos con un poco
de azúcar. Y también tendremos un plato con harina común para rebozar, una
fuente con papel de cocina y un plato hondo con azúcar blanca y canela molida
al gusto.
- Vamos cogiendo cada rebanada de
pan remojada en la torrija y con mucho cuidado, la vamos rebozando en huevo y
luego en harina, quitando el exceso pasando una rebanada de una mano a otra. De
ahí pasan a freírse en aceite caliente y cuando estén doradas, se sacan a
escurrir sobre papel absorbente. Cuando hayan soltado el exceso de aceite,
rebozar en azúcar blanco con canela y disponer en una fuente de servir. Hay que
tener precaución al freírlas, ya que el aceite tiene que estar caliente pero no
exceso, y no echar demasiadas rebanadas juntas para freír porque bajaría la temperatura
del aceite. Os comento que yo he hecho estas natillas con rebozado de harina, y sin ella, pasadas por huevo y fritas directamente. ¿Cómo quedan mejor? Pues de las dos formas. Por huevo, es menos engorroso, ya que de ahí a la sartén derecha. Con harina, se pringa todo más, pero es verdad que quedan como más crujiente y algo más jugosa, al cerrar la capa de harina todo el interior del pan con la natilla y el huevo.
- Una vez todas fritas, están
listas para servir. Sino se van a consumir de momento, dejarlas cubiertas de un
paño limpio, o en un sitio reservadas del aire. Yo, por ejemplo, las meto dentro
del horno (apagado como es lógico), hasta el momento de disfrutarlas. ¡Buen
provecho!
Un primer plano de las torrijas rebozadas con huevo y harina,
listas para comerlas.
Aquí están las rebanadas de pan empapadas en natillas,
reposando para que queden blandas y jugosas.
Las natillas que sobre en la fuente, es el premio para quien
limpie y recoja todo ;-)
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